sábado, 24 de mayo de 2014



   La primera vez que oí que un perro había muerto porque el estómago se le había dado la vuelta, la verdad no dí mucho crédito y me parecía algo tan raro como improvable.

Hoy en día la torsión de estómago es algo que algunos perros pueden padecer y que de- beríamos de evitar con unas cuantos pasos para prevenirla. Pero vayamos por partes.

La distensión de estómago es una dilatación exagerada del mismo a causa de gran cantidad de comida ingerida o aire.

Al agrandarse provoca que los movimientos naturales del estómago para hacer la digestión desaparezcan y que su posterior vaciado hacia el intestino no se produzca.

El estómago del perro tiene cierta libertad de movimientos, pero existen varios puntos de anclaje:

• Ligamento gastro-frénico: une el cardias con el hiato diafragmático.

• Ligamento gastrohepático: une la curvatura menor del estómago al ileo hepático.

• Ligamento gastroesplénico: une la curvatura mayor del estómago al bazo.
El estómago dilatado distiende estos ligamentos y queda "colgando" por dos puntos de anclaje como una hamaca, toma forma esferoidea por la dilatación y gira alrededor de un eje imaginario que uniese el píloro y el cardias. El píloro que debe tener una posición ventral y a la derecha, gira siguiendo la pared ventral del abdomen y pasa a estar situado a la izquierda; si la torsión es completa, acaba siendo dorsal y quedará localizado a la izquierda. Este giro es en el sentido de las agujas del reloj y normalmente es de entre 180 y 270 grados. Junto a este giro del estómago, éste arrastra habitualmente al bazo que cambia completamente de posición, transmitiéndose el giro a su pedículo vascular que se retuerce quedando obliterada su luz.

A parte hay otros dos tipos de torsión. La torsión esplénica, que es la rotación del bazo sobre su hilio. Esta es poco común. Si hablamos de porcentajes estaríamos alrededor de un 1%.

La torsión mesentérica. En la que se giran parte del contenido intestinal, siendo lo más normal en estos casos el giro del intestino y cólon.

De pasar esto el factor tiempo es fundamental, hay que llevarlo lo antes posible al veterinario. Pero, ¿Cómo sabemos, o que síntomas notaremos en caso de que nuestro perro tenga una torsión?

Se pone a babear, trata de vomitar sin conseguirlo.

Lo notamos hinchado, golpeamos su abdomen con la palma de la mano justo debajo de las costillas y oímos un sonido hueco, como el de un tambor.

Viendo esto, nos iremos al veterinario, sin pensar en provocar por nuestra cuenta y riesgo el vómito a nuestro perro. Dejemos estas cosas a los entendidos y profesionales.

El veterinario por su parte intentará revertir el proceso colocando una sonda anasogástrica y vaciando el estómago de aire y comida.

Pero si el estómago realmente está torsionado, tendrá que intervenir rápidamente e intentar solucionarlo en quirófano ya que sino, el perro morirá.

Además en la cirugía el veterinario tratará de actuar para evitar otra posterior torsión. Para ello y una vez terminados todos los pasos previos realizarán una técnica denominada gastropexia, que consiste en fijar la porción pilórica del estómago a la parte interna del abdomen para que quede así sujeto y no vuelva a aparecer el problema. Esta técnica se suele hacer en animales con dilataciones crónicas que desaparecen con tratamiento pero que al final pueden terminar desarrollando una torsión gástrica.

Si hay torsión esplénica también debe sacarse el bazo en la cirugía.
La variante más grave de la que hablamos anteriormente: es la torsión mesentérica, mucho más mortífera porque es más difícil de diagnosticar y los animales llegan más apurados a la clínica, así que hay menos tiempo de reacción.

Una vez terminada la cirugía el animal debe ser sometido a un cuidado postoperatorio intenso ya que pueden sobrevenir ciertas complicaciones como: peritonitis por contaminación con comida en animales con rotura de estómago o bien en animales en los que el veterinario se haya visto obligado a perforar la pared del estómago para descomprimirlo, complicaciones asociadas con la arritmia cardiaca, con posibles necrosis del tubo digestivo que no se manifiesten durante la cirugía y sí después; en fin, que no solamente tendremos solucionado el problema tras la operación sino que habrá que esperar unos días para ver el resultado.

Precauciones a seguir:

No dar demasiada comida en una sola toma, es preferible darle dos veces al día.

No alimentar al perro en estado de nerviosismo.

Evitar que beban mucho después de las comidas.

Si van a viajar, dar largos paseos... es mejor que ayunen y coman al final de viaje o del paseo.

No alimentarlo a última hora de la noche.

Razas con predisposición a la torsión:
Doberman.

Setter Irlandés.

Galgo.

Gran danés.

Schnauzer gigante.

San Bernardo.

Cocker.


Entre otras.

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