El 15 de abril del año 1912 sucedió hasta hoy, la tragedia marítima más famosa de la historia, que costó la vida de 1.514 personas durante su hundimiento, en las aguas heladas del Atlántico. Sin embargo, nadie conocía que tres de los 12 perros que viajaron en el Titanic lograron sobrevivir.
Al cumplirse el centenario de esta tragedia, la Widener University Art Gallery de Pensilvania presentó una exposición fotográfica dedicada exclusivamente a los canes que viajaron en el famoso crucero y que lograron sobrevivir a las gélidas temperaturas del Océano Atlántico.
Según el historiador J. José Edgette, los perros que se salvaron eran muy pequeños, lo que no significó un problema para sus dueños en llevarlos en los brazos y subirlos a las balsas salvavidas.
Asimismo, Edgette manifestó que dos de los perros sobrevivientes eran de raza Pomeranians, y al ser muy pequeños, sus amos pudo envolverlos como si fuera un bebé para que ningún miembro de la tripulación lo notase.
El otro perro que se salvó era un Pekinés llamado Sun Yat-sen, que pertenecía a la familia Harper de la firma editorial de Nueva York, Harper & Row.
El historiador contó, además, que el privilegio de llevar mascotas a bordo sólo era de los pasajeros de primera clase, quienes en algunos casos, se daban el lujo de obtener pólizas de seguro para sus animales.
“La tripulación fue muy respetuosa y a los pasajeros de primera clase se les dio lo que querían para mantenerlos contentos”, agregó.
Por otra parte, se contó también la historia de Ann Elizabeth Isham, de 50 años, quien llevó a su perro, un Gran Danés, a viajar con ella en el Titanic. Durante el hundimiento, la mujer escapó en un bote con su perro, pero que por su tamaño era imposible que sea salvado. Luego de algunos días al naufragio, testigos indican que encontraron el cuerpo de la pasajera aferrada a la de su amigo can, ambos sin vida.
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