miércoles, 27 de mayo de 2015




   Si tu perro se hace pipí o popó donde no debe y tú ya estás harto de limpiar charquitos y recoger caquitas por todos lados, queremos decirte que te entendemos. Estás enfrentando uno de los problemas más comunes entre dueños de perros (aunque a casi nadie le guste admitirlo) y también uno de los más difíciles de lograr vencer.

Pero no te preocupes, sí existe solución a esta desagradable situación, sólo se trata de tener el enfoque correcto para lidiar con ella, además de mucha paciencia y constancia.

Debes saber es que este problema se da en cachorros de más de 6 meses (antes de esta edad los “accidentes” no se consideran un problema, sino parte del entrenamiento para hacer en su lugar), perros adolescentes y adultos.


Lo primero que debes hacer es llevarlo al veterinario para descartar que tu perro pueda tener un problema físico que pueda estar desencadenando la incontinencia.

Si todo está bien, entonces hay que evaluar a qué se debe el problema, que entre otras razones puede deberse a:
  • Carencia de entrenamiento para hacer en su lugar: simplemente tu perro nunca ha recibido entrenamiento.
  • Un entrenamiento “incompleto” para hacer en su lugar: tu perro va al baño en su lugar cuando lo llevas, pero si se queda solo o hay cualquier cambio en la rutina, se hará donde no debe.
  • Preferencia por una superficie en particular: tu perro se acostumbró a hacer en ciertas superficies y le cuesta mucho trabajo cambiar de área.
  • Ansiedad: muchos perros responden con ansiedad a los cambios (mudanzas, alguien nuevo que llega a vivir a la casa, alguien que deja de vivir en la casa, etc.) y pueden comenzar a hacerse pipí o popó donde no deben.
  • Miedo de salir: tienen miedo de salir a la calle o áreas abiertas, por lo que hacen caca o pipí dentro.
  • Evitar el frío o la lluvia: sólo hacen dentro cuando hay frío, lluvia o nieve.
  • Marcación con orina: dejan pequeñas cantidades de orina por varios lugares verticales para reclamar territorio, indicar que “estuvieron ahí” o como respuesta a la frustración, estrés o ansiedad.
  • Ansiedad de separación: tu perro se hace cada vez que te vas de casa.
  • Incontinencia por sumisión o excitación: se hace pipí o hasta popó cuando lo tocan, cuando se emociona o tiene miedo.

¿Qué hacer para evitarlo?

  • Lo regla de oro en estos casos es NO regañarlo, pues esto sólo hará que el comportamiento sea peor porque se sentirá más vulnerable y con miedo y seguramente lo repetirá.
  • Limpiar todo lo que haya ensuciado para elimine los rastros de pipí y caca que pueden hacer que repita el comportamiento en el mismo lugar.
  • Sé paciente y constante con la rutina que establezcas para llevarlo al baño: trata de que sea más o menos a la misma hora todas las mañanas y las tardes, después de comer y antes de ir a dormir, por lo menos. Si en algún punto del día lo vas a dejar solo, llévalo al baño antes.
  • De verdad, no gastes tus energías en regañarlo y mejor concéntrate en canalizar positivamente su comportamiento. Prémialo y apapáchalo cuando haga pipí y popó en su lugar.
  • Dale de comer a una hora en específico por la mañana y por la tarde/noche y retírale el alimento entre comidas. Recuerda que siempre debe tener agua a su disposición.
  • Si cachas a tu perro en el momento en el que está haciendo pipí o popó donde no debe, da un aplauso fuerte con tus manos para que el sonido lo sorprenda y deje de hacerlo. Inmediatamente llévalo al lugar donde quieres que haga para que termine de hacer ahí. (No le pegues, ni que lo castigues, ni que le grites, ni que frotes su nariz en la pipí o caca. Esto es cruel y, además, no funciona).
  • Vigila a tu perro para que no haga en donde no debe. Y, si por algún motivo no puedes vigilarlo, puedes usar una reja para niños o una jaula o kennel para mantenerlo aislado en una zona pequeña. Eso sólo hazlo por unas pocas horas (no pretendas mantenerlo encerrado todo el día y que no se haga dentro del área donde está confinado).
  • Cuando el perro está acostumbrado a hacer en una sola superficie (por ejemplo, concreto) y quieres que haga en otra (por ejemplo, pasto), puedes “mezclar” poco a poco ambas superficies. Es decir, en el lugar de concreto en el que siempre hace, poner una caja con pasto para que poco a poco se vaya acostumbrando a la nueva textura y la relacione con el área en la que debe hacer. Posteriormente, puedes ir haciendo la zona de “pasto” más grande o, bien, sacarlo inmediatamente después de despertar a donde haya pasto (jardín, parque, banquetas) para que haga ahí, pues a esa hora será más fácil que haga donde tú quieres.
  • Si tu perro tiene miedo de salir u odia el frío, la lluvia o la nieve, debes tratar de acostumbrarlo a que esté más cómodo en esas condiciones. Trata de llevarlo fuera cuando no estés intentando que vaya al baño, sino simplemente para jugar un rato o caminar por ahí. Recuerda darle premios cuando lo logre para que asocie su comportamiento con algo positivo.


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martes, 19 de mayo de 2015


    Los perros son amantes de tirarse a tomar el sol. Aunque esté haciendo mucho calor y tu perro tenga mucho pelo, igual lo verás siempre cazando ese rinconcito de la casa donde da el sol por la mañana o por la tarde y hacerse bolita para caber exactamente ahí.

Los perros, la igual que los humanos, necesitan baños de sol para poder tener su dosis de vitamina D. La vitamina D nos ayuda a regular y absorber el calcio en los huesos, a modular el crecimiento celular y a mantener nuestro sistema inmunológico funcionando correctamente.

La vitamina D está presente en algunas comidas pero nuestra fuente principal, y la de tu perro, es el sol, ya que los rayos ultravioleta al contacto el aceite natural de la piel activan la síntesis de la vitamina D3.

Nosotros como no tenemos pelo, absorbemos directamente la vitamina la piel. Los perros sin embargo, lo hacen vía oral pues por su pelaje, el aceite convertido en vitamina D3 no alcanza a tocar la piel, así que la absorben cuando se lamen las patas o el cuerpo.



El sol además sirve para calentar a los perros en época de invierno o a los perros que son naturalmente muy friolentos. Los perros viejitos por ejemplo, necesitan el sol para no sentir reumas y para poder sentirse calientitos.

El sol ayuda a la producción de serotonina, un neurotransmisor que te hace feliz, o sea, un antidepresivo natural. Y también promueve la producción de melatonina, la sustancia que te ayuda a dormir. A pesar de que la melatonina se secreta mientras dormimos, el sol es el que promueve su correcta producción y secreción.

También te puede gustar esta nota sobre los superalimentos que harán maravillas por tu perro.

Si tu perro ama tomar el sol, déjalo, sólo toma en cuenta algunas precauciones para que no sufra una insolación:
  • No lo rasures o le cortes el pelo súper corto, ya que esto puede hacer que el sol les queme la piel.
  • Si tu perro no tiene pelo o tiene el pelo blanco, considera ponerle protector solar para evitar que se le queme la piel.
  • Si tu perro es un amante del sol, mantén un ojo para evitar que se tueste con el sol como Luis Miguel en la playa.
  • Si llega a insolarse, dale un baño con agua tibia/fría para que su piel se sienta mejor y ponle al agua un poco de vinagre de manzana que lo ayudará a mejorar más rápido.






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miércoles, 13 de mayo de 2015


   Durante toda mi vida he tenido perros, y con ellos he disfrutado muchos momentos y actividades, como ir a una piscina o a un lago, en donde ellos disfrutan enormemente nadar, saltar y refrescarse en el agua. Sin embargo, hace algunos días conocí el perro de una amiga que tiene terror al agua, en lugar de lanzarse a ella cuando le tiramos un objeto, se pone histérico, empieza a ladrar y a temblar.

Es importante destacar que así como a los seres humanos nos puede gustar o no el agua, a los perros les sucede lo mismo, no es una ley imperativa que todos los perros corran a la orilla de un lago y quieran tirarse a nadar, pero no es normal que el animal se asuste incluso cuando queramos meterlos a bañar. Es por este motivo que, si a tu perro le ocurre lo mismo que a la mascota de mi amiga, deberás seguir algunas pautas para lograr que tu animalito pierda miedo al agua y empiece a disfrutar de este elemento.

   Primero que todo te recomiendo que cuando tu perro este relajado y tranquilo, te sientes a su lado con un recipiente de agua. Acarícialo mientras le hablas tranquilamente, y mete la mano en el agua, dejando que tu perro la huela mientras tratas de mojarlo suavemente. Esto deberás repetirlo unas cuantas veces, tratando también de repetir el procedimiento todos los días, y al final dale un premio.

El siguiente paso, será humedecer un trapo o una esponja y escurrir el agua encima del animalito. De acuerdo a la reacción de tu perro, podrás aumentar la cantidad de agua que le derramas encima. Cuando empieces a notar que el perro no se asusta con el agua, puedes empezar a tirarle más agua y hasta hacer sonidos con esta y a jugar con tu perro.

Cuando decidas llevarlo a un lago busca los lugares más tranquilos, y acompaña a tu animalito a que se acerque a la orilla. Cuando lo haga dale un premio, y muéstrale otra recompensa para que se acerque mucho más. Por nada, trates de obligarlo o empujarlo ya que esto lo único que hará será que tu perro deje de confiar en ti y se vuelva más temeroso.
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